LA MOTIVACIÓN ES PARA LOS PERDEDORES

La motivación es para los perdedores.

y por esto sigues siendo un corredor del montón


Lunes. 7 de la mañana. Suena el despertador.

Saltas de la cama. Te sientes el puto Rocky Balboa. Te pones la ropa de correr y sales a comerte el mundo.

«Esta semana sí», te dices. «Esta semana lo clavo».

Llega el miércoles. 7 de la mañana. Suena el mismo despertador.

Pero fuera llueve un poco. O hace frío. O anoche te acostaste tarde.

Y piensas: «bueno, por un día no pasa nada. Mañana le doy más fuerte».

Pero mañana tienes lío. Y pasado te duele una uña.

Y la semana que iba a ser la hostia se convierte en otra puta semana mediocre.

Cerilla apagada

¿Te suena esta historia?

Claro que te suena. Es tu vida. Y la de miles de corredores populares.

¿Sabes por qué te pasa?

Porque te han vendido la mayor mentira del desarrollo personal y deportivo: la motivación.

Crees que necesitas estar «motivado» para entrenar.

Crees que tienes que esperar a que los planetas se alineen y un coro de ángeles cante para que te apetezca salir a correr.

Basura.

La motivación es un chupito de tequila. Un subidón que dura diez minutos. Es gasolina de cohete: quema muy rápido y te deja más tirado que antes.

No puedes construir nada serio sobre una emoción que va y viene como el viento.

El corredor que depende de la motivación es un aficionado. Un perdedor. Siempre lo será.

El corredor que mejora es el que entiende la única palabra que importa: DISCIPLINA.

Corredor bajo la lluvia

La disciplina no es ser un sargento. No es sufrir como un masoquista.

La disciplina es tener un sistema. Un plan.

Es saber que hoy tocan 45 minutos suaves y hacerlos. Aunque no te apetezca. Aunque preferirías quedarte en el sofá.

Es hacer lo que tienes que hacer.

Punto.

Un sistema te dice que hoy no tienes que pensar si es mejor correr por tiempo o por distancia, porque el plan ya lo marca. Te dice que dejes de ser un esclavo del GPS y cumplas con lo que toca.

Si tienes dudas, mira este artículo: Correr por distancia o por tiempos

Un sistema te obliga a hacer esos cambios de ritmo que tanto te acojonan, porque sabe que son el único puto camino para que dejes de ser un corredor diésel y tengas algo de chispa en las piernas.

En este otro artículo te cuento algo sobre los cambios de ritmos: Cambios de ritmos

La disciplina es un motor diésel de los buenos.

Arranca siempre. Con frío, con calor, con lluvia. No es espectacular. No da subidones. Pero te lleva al puto fin del mundo si hace falta.

La motivación te deja tirado en la primera gasolinera.

El problema es que un sistema no cae del cielo. No se improvisa.

Y por eso sigues fallando. Porque cada día te levantas y te preguntas: «¿qué coño hago hoy?».

Y como no tienes la respuesta, es más fácil no hacer nada.

Para solucionar esto tienes el Cuaderno de Entrenamiento.

Porque es la disciplina hecha papel.

No es un libro de frases bonitas para motivarte.

Es un plan de batalla. 17 objetivos claros. Más de 100 fichas para que apuntes tus entrenos y dejes de mentirte.

El Cuaderno elimina la pregunta más peligrosa: «¿Qué hago hoy?». Abres la página que toca y lo haces. Sin pensar. Sin sentir. Solo ejecutar.

Así que tienes dos opciones.

Puedes seguir esperando a que te llegue la inspiración divina para salir a correr.

O puedes tener un plan, ejecutarlo y ver cómo, de una puñetera vez, empiezas a mejorar de verdad.

Corredora bajo la lluvia

La motivación es para los que esperan. La disciplina es para los que actúan.

Tú decides quién quieres ser.


Publicaciones Similares

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *